3/11/08

Al despertar la llama de sentimientos dormidos, 14º pasaje, Cap 3

Liberada de la presa huyó sin rumbo aparente, como un animal herido que, sabiendo cuán próximo estuvo de su extinción, procurara por todos los medios desligarse del que se erigió depredador.


Corrió tan aprisa como le fue posible. Corrió sin mirar atrás. Corrió alentada por un temor que, pese a alejarse, tuvo a bien mantenerse a su lado. Corrió hasta que un alarido de desesperación ahogado en el llanto quebrantó el silencio de la noche. Era Sionel quien gritaba, expresando suplicas ligadas al nombre de Iliandra; no siendo capaz, al oírlas, de avanzar un paso más; quedando a merced de la duda, inmóvil en la oscuridad. Mas la incertidumbre duró escasamente un instante. Apenas el tiempo de que su implacable conciencia cayera sobre ella como un reproche de ingratitud que la hizo avergonzarse.


«¿Cómo alejarme al verlo presa de sus pasiones cuando soy la causa del dolor? ¿Qué clase de amor le profesaría si mi miedo fuese tan fuerte que me impidiera tender la mano a aquél que siempre la tuvo tendida para mí?»

2 comentarios:

Vito Márquez dijo...

¿Volverá? ¿No volverá?

Habra que seguir leyendo para saberlo...

Ángel Vela dijo...

Emoción, fatiga, dolor de barriga, ejejejeej.

Pues sí habrá que seguir, jjeejej