Durante su avance, antes de que se topara con la luz que delataría sus emociones, se efectuó el cambio. Sin esfuerzo y de forma maquinal todo en él se transfiguró de pronto, como si alguien accionara un resorte, y dichos cambios resultaran tan naturales como el mero hecho de respirar. Sólo aquellos que lo acompañaron en la precipitada búsqueda de Sionel fueron testigos de tan camaleónica maniobra, algo que incluso llegó a desconcertar a los conocedores de tan insólito don.
Su paso solemne perdió firmeza, como sí al acordarse de envejecer cayeran sobre él varias décadas, encorvándolo y haciendo que los movimientos se tornasen lentos e inseguros. A su vez las consabidas artes del engaño proveyeron a este demonio social de una sonrisa nostálgica y cansada, que parecía haberle pertenecido desde siempre. Y el cambio prosiguió, hasta que no quedó nada que lo relacionara con aquel ser que hacía escasos instantes venteaba en la frenética búsqueda de tan furtiva carga, en tanto que lanzaba entre dientes continúas maldiciones que el resto de la escolta prefirió desoír. La vitalidad demostrada entonces resultaba tan impropia de sus años, que a todos se rebeló sobrenatural, como si en sus entrañas se hallara la inagotable fuente de la que provenía la ira y el rencor que con firmeza lo sustentaban. De esta forma, víctima de su auto impuesto amansamiento, mostró a los heraldos un engañoso reflejo de decadencia, un apocado anciano con el que pretendió inspirar la quietud que aplacara la tormenta de intranquilidades desatada con su intervención. Pero a pesar de ello, su ardid conciliador no consiguió alcanzar el efecto deseado, puesto que tan brillante papel quedó eclipsado por una reputación que terminó por convertirse en una segunda sombra vinculada a su nombre, siendo sinónimo de un temor y desconfianza que acabó por asesinar dentro de cada uno de ellos toda posible sensación de seguridad. Sólo el capitán de la guardia eclesiástica, valiéndose de su veteranía, logró aguantar el tipo, aunque a causa de semejante aparición, tan conocida como inesperada, su mirada se llenó de un comprensible escepticismo. (Apéndice Retrato de Garin)
2 comentarios:
No entiendo el porqué del cambio de aspecto de Garin, según dices:
aunque a causa de semejante aparición, tan conocida como inesperada
Si era tan conocido, que beneficio obtenía, todos lo conocían menos anciano y sospecharían que era una treta.
De Garin solo conocen su fama, pero dado la diferencia de rangos y que se mueven en circulos sociales distintos, es practicamente imposible que lo conocieran en persona. A todo lo más que lo vieran alguna que otra vez de pasada.
Por otro lado, como creo que deja ver el texto, Garin disfruta con esto, para el es un juego que se toma muy en serio. Y estos "disfraces", forman parte del entramado que el se monta, y que pienso que aparte, desconcierta al contrario.
Muchisimas gracias, Sharly, por estar siempre ahí e intentar que no meta el patinazo;)
Un abrazo, coleguilla. Nos leemos ;)
PD: Por cierto, ¿entraste de pasada, o lo estás leyendo otra vez?(más que nada por saber si notaste mejoría de aquella versión primigenia).
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