Soledad y reencuentro: La búsqueda.
REENCUENTRO
Tus venturosas lágrimas me colmaron de anhelante alegría. Y tras sucumbir a la pureza del reencuentro, víctima del reflejo que tus emociones brindaron, no pude evitar, en muda plegaria, dar mil gracias al destino por regalarme el sonido de esa voz que brotó de tus labios envuelta en sonrisas. Y no haría justicia a lo que por ti siento si me limitara a tratar de expresarte con palabras hasta que punto me complació verte.
Sus cortos y presurosos pasos resonaron en aquel interminable pasillo que cruzó tan rápido como el protocolo autorizaba, huyendo así de una compañía que se le antojaba molesta.
Cansada como estaba de soportar el peso de constantes miradas que sabía se hermanaban para compartir con maliciosa complicidad habladurías sobre su persona, optó por desistir del intento de presentar a los ojos de todos los conocedores de su pena la estoicidad de una fingida indiferencia, que aparentaba otorgarle una fortaleza de espíritu que no tenía. Y aunque nada hubo de referirse sobre lo ocurrido, era obvio que aquel rumor no se encontraba exento de una solidez que terminó por darle alas. La partida del caballero no tardó en hacerse del dominio público, convirtiéndose en un secreto a voces del que nadie podía hablar abiertamente por el respeto que infundía la elevada posición que la dama ostentaba, y el temor a que, valiéndose ella, considerara el tomar represalias.
De esta forma, la amargura de la reciente derrota la hizo aventurarse en un nuevo peregrinaje al encuentro de una paz que pese a serle vedada siempre acababa brindándole los añorados jardines; lugar donde tal vez la ausencia de continuos murmullos la dejaría afrontar su actual situación con mayor claridad. Y aunque bien sabido era por ella que de nada le serviría ahondar en el pensamiento, no podía evitar ir a ciegas al encuentro de una explicación, ni tampoco, llevada por la necesidad de adoptar una hipótesis que poseyera la firmeza necesaria para aferrarla a su realidad, divagar entre conjeturas relacionadas con su reciente e inexplicable pérdida.
«¿Tan grande era su malestar como para abandonarme sin tan siquiera mostrar el decoro de una simple despedida?». Se preguntaba, a la búsqueda de una respuesta que, si bien no la haría entender la razón, al menos atenuaría las dudas, otorgándole el pequeño consuelo de cesar en sus cavilaciones. Mas semejante tranquilidad le fue negada, convirtiéndose todo intento de hallarla en un constante ejercicio de futilidad. Ya lo dijo Dalial en una de sus numerosas citas: “Muchos de nuestros sueños y deseos terminan cuando en un airado mar de dudas, las conjeturas a la deriva perecen inexorablemente al precipitarse sobre arrecifes de realidad”.
Atravesando un suntuoso arco sobre el que se había esculpido el emblema de su estirpe se encontró en el jardín, y le bastó una mirada para quedar absorta ante la esplendorosa magnificencia de aquel paraíso para los sentidos, en el que se adentró para rendir a la hermosura un homenaje que solía ser tan merecido como cotidiano. A cada paso caía cautivada por la frescura que manifestaba el extenso verdor del que germinaban las flores.
Respiró con profundidad, tratando de captar la embriagadora mezcla de aromas que de ellas emanaba generosamente. En verdad, no había palabras para describir tan variopinta colección de flores, las cuales diferían en un sinfín de formas, tamaños y colores, y arduamente, como doncellas vanidosas desprovistas de pudor, rivalizaban intentando despertar la admiración y robar los elogios de cuantos transitaran este santuario natural que siempre se mantuvo imperecedero, ajeno al pasar del tiempo.
El camino se bifurcaba en serpenteantes senderos que de un modo aleatorio se internaban en él, para emular los pétreos ramales de un río que evitando la floresta buscara anhelante encontrarse con el mar. Y a la deriva la dama se entregó a seguir el curso de uno de ellos, tan ensimismada en el paisaje como si cuanto la rodeara fuera nuevo y maravilloso.
El nacimiento de cada uno de aquellos ilusorios afluentes estaba custodiado por las formidables estatuas de antepasados que, con singular maestría, habían sido tallados en mármol negro, cubiertos con la armadura que en vida llevaron, y enjoyados con la plausible muestra de exquisitez que les confería gracias a su fino acabado una envidiable solemnidad.Aunque no cuantos supieron de este homenaje hubieron de verlo con los mismos ojos, siendo Sunainem, (en la lengua de los antiguos “Despertar del alma”) quien se proclamó contra ellos en el poema “El ocaso de los Ídolos”.
Apéndice, El ocaso de los Ídolos: http://angelpalabras.blogspot.com/2008/08/el-ocaso-de-los-idolos-aqu-permaneca-el.html
4 comentarios:
Bello pasaje. Estupendo contraste con el anterior escenario de una oscura mazmorra donde se traman asesinatos. Además, el personaje de ella (supongo que Iliandra)está perfectamente introducido en la historia a través de los desvelos del Señor de Bánum que hemos conocido previamente.
Sigo leyendo...
Bello pasaje. Estupendo contraste con el anterior escenario de una oscura mazmorra donde se traman asesinatos.
Me alegra que te guste el contraste, a ver que tal el desarrollo ;)
Además, el personaje de ella (supongo que Iliandra)está perfectamente introducido en la historia a través de los desvelos del Señor de Bánum que hemos conocido previamente.
vaya pues eso si que me alegra escucharlo, soy el niño dudas ;)
Sigo leyendo...
Venga sigo los comentarios
Ángel, creo que esta parte tiene un ritmo más ligero, se me hizo más fácil de leer que las partes anteriores, no sé, si como dice Vitolink se debe a que andábamos sumergidos en mazmorras y encontramos un capítulo lleno de luz, flores y riachuelos, o es porque decidiste por un lenguaje menos ampuloso. Conserva el estilo, eso no está en duda.
Un abrazo,
Blanca
Ángel, creo que esta parte tiene un ritmo más ligero, se me hizo más fácil de leer que las partes anteriores, no sé, si como dice Vitolink se debe a que andábamos sumergidos en mazmorras y encontramos un capítulo lleno de luz, flores y riachuelos, o es porque decidiste por un lenguaje menos ampuloso.
Se intenta dar varios enfoques y de distintas maneras. Me alegra saber que el contraste agrada, en cuanto a que se lea mejor, pues me alegra saberlo porque esta parte es algo más larga, aajajajaj (aunque sufre varios cambios, a ver que te va pareciendo el desarollo ;)
Conserva el estilo, eso no está en duda.
pues estupendo tambien, la cosa marcha, aunque no te mentiré, albergo ciertas dudas sobre este capitulo,y creo que no tendrá termino medio, a ver que pasa.
Un abrazo,
Blanca
Venga compañera, nos leemos:)
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