―Nunca habría imaginado…el día en que os tuviera ante mí,…aguardando…que me llegara la muerte. Mas guardad cuidado,…sé…que tengo lo que merezco. Yo…yo…he deshonrado la orden ―indicó el joven con voz queda y visible abatimiento.
«¿Dioses por qué le permitisteis despertar? ¿Acaso no ha sufrido bastante?»
―Ahorra el aliento, hermano, y abstente de emitir juicios de valor ―respondió prestamente. Mas apenas proferir el comentario sintió que se había expresado con demasiada aspereza. Y no se le ocurrió otra cosa para tratar de suavizar la situación que seguir hablando. ―Dejarte llevar por las cavilaciones que no te hará bien. Relájate e intenta dormir un poco ―aconsejó el capitán, a medio camino entre consuelo y displicencia.
―¡No!…No lo entendéis. ¡No deseo!…vivir. Tengan los dioses a bien…darme una pronta muerte ―replicó alterado. ―De no ser así…os correspondería a vos…imponerla…Sois…al que más he desairado…y por ello…el adecuado para librar de mí…a La Orden ―reclamó, con una seguridad que de ninguna manera parecía condicionada por las circunstancias.
«¡No sigas por ahí! ¿Forman tus palabras parte de mi condena? ¿Acaso es éste el modo elegido por los dioses para hacerme ver que erre en mi decisión?»
―No seré yo quien se muestre incapaz de perdonar una falta. Y mucho menos permitir que ésta, por más que hubiera de desairarme, me lleve a pretender buscar justicia más allá de la que los dioses dictaran―. Con esta rotundidad le contestó, una rotundidad destinada a erradicar todo compromiso moral con él, a liberarlo de represalias al tiempo que le permitía distanciarse emocionalmente. Pero pese al cuidado al elegir los términos y el modo en que fueron expresados, apenas salió de sus labios aquel sentencioso comentario volvió a acrecentarse el caudal de lágrimas.
3 comentarios:
Hay una cosa que me intriga un poco. ¿Nadie llama a un médico? ¿O es que hay alguna razón por la que no convenga llamarlo?
Hola de nuevo. De salida, aunque queda muy atras, ya fue atendido por dos heraldo que le cortaron la hemorragia. Y como se explica en la charla de Garin, su destino queda en manos de los dioses. Digamos quew lo que queda de noche tiene que estar allí, y si sigue vivo por la mañana dignificará que los dioses lo han perdonado. Creo que se comenta algo anteriormente, pero aún así hay algún comentario más al respecto algo más adelante.
Un abrazo. Nos leemos.
acabo de colgar la parte que sigue, donde se alude algo a eso ;)
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