6/9/08

Al despertar la llama de sentimientos dormidos, 2º pasaje, cap 2

Fue entonces cuando la incertidumbre cesó, restando cierto protagonismo a aquella voz del ayer que la instaba a regresar de entre perdidos pensamientos. Una voz que no había vuelto a oír hacía años, pero que se mantuvo perenne en la memoria. Y junto con ella retornaron placenteros momentos de una época pasada, en los que la vida se mostraba como un huerto rebosante de fertilidad del que recolectar copiosas alegrías antes de que la etiqueta requerida por la mayoría de edad lo hiciera todo tan complicado; marchitándose con ello más de una ilusión. Uno tras otro los recuerdos desfilaron con fugacidad frente a ella, y al contemplarlos sintió cómo se henchía el corazón, alimentando un agitado espíritu hambriento de sosiego y llenándola de una satisfacción tan inmensa que le hizo olvidar la ausencia de la persona amada en tal grado, que si este mismo se hubiera presentado el regocijo no podría haber sido mayor.

Qué generosidad demostraba el destino al permitir que aquel madurado reencuentro aconteciera de tan idílica forma: pareciendo extraído de la deliciosa imaginación de un apasionado autor, que en el cenit de su esplendor fue capaz de concebirla. Ella se giró, para recibir al recién llegado con una sonrisa que sería correspondida. Y encontrándose el uno frente al otro, se contemplaron por primera vez como hombre y mujer.

Tales cotas alcanzó en ella la sensación de bienestar, que dejándose llevar por un indebido arranque de emoción cogió al recién llegado de la mano y, súbitamente, sin mediar palabra alguna, lo condujo con resuelta determinación lejos de la luz, buscando en precipitada huida la clandestina privacidad con que la noche les obsequiaba, permitiéndoles ocultar tan impropio comportamiento bajo desvirtuadas máscaras de sombras que siempre se mostraban dispuestas a ofrecer intimidad a cuantos, condicionados por sus acciones, se vieron necesitados de amparo.

2 comentarios:

Vito Márquez dijo...

Bien resuelto. Una situación así corría el riesgo de convertirse en una cursilada, pero has sabido cargar la escena de romanticismo sin caer en la cursilería.

Eso sí... la comparación del "huerto", no me pega ni con cola. De un huerto se recogen tomates, pimientos, y otras cosas vulgares y necesarias. Ahí creo que encaja más jardín, carmen o llevarlo a una planta como la vid, de origen divino para muchas culturas (y tal vez también para esta isla).

Ángel Vela dijo...

Hola otra vez ;)

Me apunto lo del huerto para mirarlo,aunque yo como he sido muy de campo, tampoco veo mal del todo lo del huerto, ajjajaj.

Me alegra saber que no pareció cursi, es una de las cosas de las que dudaba de esta parte ;)

Por cierto, no es por que dejes comentarios si no es tu idea. Solo te lo digo por si se te pasó y lo no leiste. Me refiero al texto anterior, un apéndice cortillo.