23/9/08

Al despertar la llama de sentimientos dormidos, 8º pasaje, Cap 2

Haciendo un adecuado uso de dichas artes logró alejarse, sorteando, con una sutileza empañada de nerviosismo, los arrecifes impuestos por tan desapacible situación. En apenas unos instantes se acrecentó la distancia entre ellos sin que pareciera premeditado. Y al juzgarla adecuada, abandonó tan discreta huida.


Solo cuando consiguió desligarse en su abstracción de gran parte de la inquietud que la había forzado a marcar distancias entre ella y el foco de incertidumbre, pudo abrir de nuevo los ojos para mirar al mundo; y al hacerlo halló algo externo a ellos, algo que consiguió llamarle bastante la atención. Entre aquella innumerable diversidad de flores que adornaban el jardín se sintió atraída irremisiblemente por la exuberante belleza de una de ellas, la cual destacaba entre las de su clase por lo inusual del tamaño y la viveza del color. Semejante hallazgo hizo que lo demás perdiera importancia, viéndose relegado del pensamiento cuanto no estuviera relacionado con el placer de inclinarse para respirar su esencia. Y, haciendo alarde de espontánea sencillez, le rindió merecida pleitesía antes de tomarla delicadamente con ambas manos y aspirar con avidez hasta llenarse de ella, quedando al hacerlo tan embriagada por su abrupto aroma que llegó a experimentar una leve sensación de desvanecimiento.

2 comentarios:

Vito Márquez dijo...

Ante la tensión con la que acaba la anterior escena, esta es una caída de ritmo un tanto brusca.

El texto está bien, pero volvemos a recrearnos en el bello jardín, y eso desconcierta... y hasta puede llegar a exasperar.

Sigo leyendo.

Ángel Vela dijo...

Es un poco la idea, que hubiera un salto brusco, que por supuesto tiene un porque. Lo dejamos un poco en el aire, y cuando tengas leido un poco más retomamos el tema, y ya me dices que tal ;)

Un abrazo