24/9/08

Al despertar la llama de sentimientos dormidos, 9º pasaje, Cap 2

A pesar de que ese olor era tan conocido para ella como podía serlo la misma flor, su intensidad la dejó aturdida. Nunca antes la fragancia había resultado tan penetrante como hasta ahora. Y solo un instante después se acordó de cierto día, hacía ya algunos años, cuando pretendiendo huir de las escudriñadoras miradas de compañeros de juego fue a esconderse tras unos setos. Hecho que propició que escuchara en clandestinidad, un breve fragmento de la pecaminosa conversación que, en privado, mantenían dos aprendices del gremio de historiadores. Uno de ellos aseguraba con rotundidad que la fragancia de estas genuinas flores se intensificaba con el crepúsculo, en tanto el otro, aun prestando oídos a esta licenciosa observación, se mostraba visiblemente nervioso, y sin otro afán que el de verse liberado de la férrea presa que aquel rudo confesor ejercía sobre su brazo. El impuesto monólogo prosiguió, avivándose en los labios del declamador el fuego de un arrojo insostenible. Y el grado de obcecación que llegó a alcanzar aquel apasionado orador fue tal, que hubo de desoír con suma indiferencia cada uno de los ruegos que su cautivo oyente hacía en nombre de una razón sustentada en el miedo, siendo esto lo que le impedía aceptar la osada invitación de transgredir las leyes para, al amparo de la noche, llenar los pulmones con la pureza de aquel aire impregnado de una enriquecida fragancia. Del mismo modo, aquello la llevó a recordar cómo tan singular descubrimiento la instó a partir a toda prisa, viéndose impulsada, por la vehemente candidez que experimenta al nacer toda pasión infantil, a iniciar una afanosa búsqueda que no habría de concluir hasta alcanzar el consentimiento de un padre que solía mostrarse tan seco y abrupto para con todos, como generoso y complaciente con ella. Pero aciago hubo de ser el recuerdo que en ella dejara un encuentro en el que no solo vio morir uno de sus deseos antes de que se realizara, ya que semejante hecho trajo consigo, irremediablemente, la primera negación recibida de labios de su progenitor.

2 comentarios:

Vito Márquez dijo...

¡Caray, que corte! Tan pronto escena romántica, flores, recuerdos...

Quizás este capítulo debería de dividirse.

Ángel Vela dijo...

Al principio estaba cortado, pero me parecía muy pequeño para entremeterlo ahí, me parecía más parche así, no sé. Ya lo hablamos con más tranquilidad, y a ver que piensa el resto de los lectores. No veas la gana que tengo de que se contrasten ideas entre vosotros, así quizas lo tuviera todo más claro.

Un abrazo ;)