14/9/08

Al despertar la llama de sentimientos dormidos, 6º pasaje, Cap 2

Tras permanecer durante largo rato abrazados, ebrios de una quietud bendecida por el silencio, Iliandra se desunió para volver a contemplar el nuevo rostro de aquel que no veía hace años, convencida de que de él extraería la panacea para aliviarle el padecimiento de tan recientes heridas. Mas fue entonces cuando su idílica placidez se truncó, al tropezar con una mirada que la privó de sosiego. Una mirada que conocía, pero a la que premeditadamente dejó morir no dándole cabida entre los recuerdos; y que no solo creía haber desterrado de la memoria, sino que confiaba que trascurridos todos estos años se hubiera extinguido, al carecer del sustento que hubiera podido proporcionar una mínima esperanza. Sin embargo, nada estaba más lejos de la verdad, puesto que, si cabía, su expresión era aún más intensa. Esto hizo que por un momento ella se estremeciera, llegando incluso a sentir cierto temor de aquel que, hacía escasos instantes, fuera heraldo de serenidad, tornándose en un símbolo pronto a desvanecerse cuando dejara de encarnar la más sincera fuente de regocijo. Hubo de ser aquel repentino sobresalto lo que la instó a dar un paso atrás, a apartarse con una brusquedad a todas luces notoria, al no poder sostener el peso de la ardiente pasión que el semblante del caballero desprendía.

2 comentarios:

Vito Márquez dijo...

Chan-chan!(Música de película muda)

Buen momento en la historia.

Del párrafo final, creo que algunas frases podrían pulirse, resumirse brevemente para dar más velocidad a este instante de tensión. No hablo de tijeras, sino de bisturí de cirujano.

Ángel Vela dijo...

Pues seguimos :)

Le di una primera visual e intenté pelar un poco.

¿Qué te parecería algo así?

"Sin embargo nada estaba más lejos de la verdad, puesto que, si cabía, su expresión era aún más intensa. Esto hizo que ella se estremeciera, que sintiera temor de aquel que hacía escasos instantes fue heraldo de serenidad y fuente de regocijo. Y sería aquel repentino sobresalto lo que la instó a dar un paso atrás, a apartarse con una brusquedad a todas luces notoria, incapaz de sostener el peso de la ardiente pasión que el semblante del caballero desprendía"