11/7/09

Cap 11 (6)

―¿Qué ocurre, señor? ―preguntó con una voz que casi no le salía del cuerpo. Mas no obtuvo respuesta. ―¿Señor? ―insistió, al tiempo que se levantaba para acercarse. Pero advirtiendo el maestro de ceremonias, ahora sí, una presencia que se le antojó molesta, se limitó a mandarlo callar con desprecio, siendo esto lo que fomentó que el joven sintiera curiosidad. Y sin hacer ruido se aproximó, para una vez allí asomarse con naturalidad, como si nada hubiera de temer al hacerlo.

Al tomar consciencia de ello el maestro lo derribó de un violento manotazo, y acto seguido se volvió amenazante, tratando de paliar la ira y temor que tomó posesión de sus nervios. Todo aire le resultara escaso, y ante esto se limitó, al igual que en pretéritos envites, a posar la mano sobre el pecho para aquietar su latir. Mientras el habla le estuvo vedada todo resentimiento fue expresado con su ojeroso mirar de sapo, y con su vuelta, se dirigió al muchacho con crueldad. Y éste, lejos de mostrar miedo o nerviosismo, se limitó a asentir sin apartar la mano de la parte del rostro golpeada, tras la cual, y a resulta de un labio roto, asomaron entre sus dedos un par de gotas de sangre, que se derramaron sin reservas por el dorso de ésta.

―¡Maldito seas muchacho! No sé si te habrán visto ¡Pero te juro que como esto afecte a mí persona haré que te desuellen vivo! ¿Me has oído? ―inquirió. ―¡Ahora vuelve a la cama y quédate en ella! ¡Y ay de ti si vuelves a importunarme! ―añadió amenazante, y manteniendo sobre él su mirada hasta que acató su mandato. Tras lo cual dio la espalda al que parecía ser el mensajero enviado por el destino para evitar que la exposición al pecado se prolongara.

2 comentarios:

dafd dijo...

El personaje del maestro de ceremonias está resultando un dechado de virtudes.

Ángel Vela dijo...

Está hecho para dar asco, ejejeje.

Me parecía curioso un personaje que fuera odioso en todos los sentidos, pero que tuviera un talento especial para algo. Y cómo influye esta validez a la hora de darle todos los caprichos (en este caso el muchacho).

Un abrazo. Nos leemos.

PD: por cierto te comenté en referencia al final de capitulo 10, aclarando esas dos cosillas.