14/6/09

8º pasaje, Cap 8

«¿Dónde encontrar palabras que calmen tu curiosidad sin faltar la confianza que me otorgas?»
―¿Qué podría importar? ―preguntó parco y displicente, para que su azoramiento fuera menos ostensible.

―A mí…me importa.

Su mera imagen resultaba hiriente, atribulaba la conciencia hasta hacer que el corazón diera un vuelco, mas sea cual fuere el rumbo que aquella injusticia tomara o cuán insoportable se volviera debía aguantar. Estaba obligado a continuar con tan insufrible papel por mucho que se prolongara, aunque por ello tuviera que hacer de la ruindad y la mentira su dogma.

«¿Tendrá a bien en su estado aceptar la ambigüedad por respuesta?»

―Nos sometemos, con o sin saberlo, a constantes pruebas impuestas por hombres y dioses, estando la mano de estos últimos detrás de todas por extraño que pudiera parecernos ―argumentó, tratando de insuflar a convencimiento.

―¿Y por qué…pese a ello…no logro encontrarle…sentido? ―volvió a preguntar, al tiempo que de su perdido mirar manó la inquietud y desesperación ungidas en un incesante mar de lágrimas.
«Te ruego que aceptes cuanto te ofrezco. No me fuerces a añadir una nueva falsedad a tus miserias y mi pecado».

―Todo en esta vida lo tiene aun cuando en su complejidad no lo hallemos. Tal vez hoy entregues la tuya, mas dicha entrega no habrá de verse exenta de valor. Y creo poder asegurar que si así ocurriera, formaría parte de intereses ya dictados que escaparían a la comprensión de muchos.

»Sólo puedo decirte que no está en mi mano contestar con mayor claridad. Reconfórtate pensando que en cierta manera te convertirías en un instrumento que fue útil a los propósitos de la Fe, y eso habrá de reportarte orgullo. Éste podría ser el momento para el que has nacido, y de ser así habrías cumplido y morirías en paz.

Pese a lo que cabría esperar del comentario, algo más sutil pero tan enfermo de vacuidad como el que lo precedió, obtuvo mayor resultado. Su juvenil rostro, como si de una bendición se tratara, se inundó de tranquilidad, algo que causó al capitán gran dolor. Y fue entonces cuando surcó el suyo con la mano, para advertir con desconcierto que ésta quedaba bañada en llanto. Era aquella una sensación perdida, olvidada tiempo atrás, apenas el vestigio de una niñez que ni tan siquiera pertenecía a esta vida. Es por ello que tan desapacible sensación representó la más clara muestra de su caída. A cuenta de dicha revelación sintió que, pese a sus años, nunca antes había estado tan unido a la mezquindad, y hasta tal punto se vio condicionado que, desde ese instante y para siempre, murió toda sensación de pureza. En lo sucesivo, y pese de seguir honrándola, jamás volvió a sentirse digno de pertenecer a La Orden, aun cuando hubo de ser la última vez que omitió la verdad.

2 comentarios:

Sharly dijo...

Angel, en la frase: con o sin saberlo.
No sé, pero me suena mal.
Conociendolo o ignorándolo
Creo que sería mas correcto.

Ángel Vela dijo...

Pues si que suena mal...


creo que optaré por un sabiendolo o no, o algo por el estilo.

Gracias, coleguilla