3/3/09

Al despertar la llama de sentimientos dormidos, 22º pasaje, Cap 6

Éste llevado por la inercia lo tomó, mostrando ciertos aires de apática altivez, ajeno a lo trascendental del documento que sostenía en sus manos. Pero con apenas posar los ojos adquirió plena conciencia de ello. Y hasta tal punto se sintió sobrecogido por las circunstancias, que le fue imposible dominar el inusitado desconcierto de verse enfrentado, sin esperarlo, a tan inclemente sorpresa, ya que, pese a su veteranía, sólo había tenido ocasión de contemplar dicho sello en oportunidades muy señaladas. Hecho que propició que durante algunos instantes se mantuviera con él en la mano, sin saber exactamente que hacer.

―Podéis leerla si os place. No hallaréis en ella nada que hubiera de serle negado a un hombre de vuestra condición ―dijo instándolo con amabilidad a que lo hiciera, al tiempo que le ofrecía una pauta a seguir que lo sacó de tan aparente trance.

Que el caballero se dignara a compartir con él tal honor fue concebido por el heraldo como un gesto más que loable. Un gesto llamado a calar tan hondo, que consiguió que aquél que se impuso la estoicidad como norma se sintiera conmovido a la vez que halagado por tan inesperado detalle. Y tras una solemne mirada, que bien podía interpretarse como una prueba de agradecimiento, se entregó resuelto a leerlo.

2 comentarios:

Belén dijo...

Hola,
Nos han concedido un pequeño premio en Escritores en la sombra y he querido compartirlo con vosotros. Espero que lo aceptes aunque sea muy modesto.

Ángel Vela dijo...

Enhorabuena por ese premio y claro que lo acepto, es una gran alegría que se acuerden de uno.

Un beso grande. Nos leemos.