25/8/08

Al despertar la llama de sentimientos dormidos (3º pasaje Cap 1)

Manteniéndose fiel a los límites marcados por la decoración la mujer recorría el curso de una senda que, como si hubiera de desembocar en el mar, terminó ensanchándose bruscamente a modo de ribera. En este punto la calzada se veía invadida por una manta de hierba que cubría con su extenso verdor hasta donde alcanzaba la vista; y veíanse, en las proximidades de aquella representada orilla, estelas de forma variable que iban decreciendo hasta mezclarse con la piedra, como olas que van a morir a la costa. A unos veinte cuerpos de su ubicación se alzaban espesos y elevados setos aglutinados por secciones, y recortados hasta representar la quilla de tres embarcaciones que parecían fondear algo apartadas de la quimérica orilla. En el centro de aquellos boscosos navíos de artificio se erigían tres árboles encarnando los poderosos mástiles, sobre los que se tendían a modo de vela finos tapices de seda anaranjada en los que se bordó con hilos de oro en fondo grana el emblema de La Casa de Bánum. Tanto en sus cubiertas como en las barcazas que hipotéticamente se habrían arriado podía encontrarse figuras que fueron concebidas a partir de gruesas y nudosas raíces, a las que en un alarde de maestría se consiguió desnaturalizar hasta otorgarles la apariencia de avezados marineros. Estos lucían a modo de piel una superficie pardusca que se mostraba a su vez recia y compacta, atribuyéndoles un porte vigoroso, deshumanizado. Como sí a pesar de su patente letargo poseyeran la desmesurada fortaleza de pequeños colosos. Impersonales facciones exponían la crudeza de desvirtuados rostros, vacíos e inexpresivos, siendo la carencia del más leve atisbo de emoción lo que hacía que sólo por la ubicación en la barca y la posible interpretación de sus acciones se pudiera intuir el papel que cada uno representaba.


Tras más de una década de encomiable entrega, que hubo de verse considerablemente acrecentada por tan abrumador mantenimiento, aquel jardín consiguió encarnar el descubrimiento y primer desembarco en estas tierras hacía más de siglo y medio. No faltando quien aludiera al modo en que fue tomada en “Paradigma de ingratitud” un texto de Sunainen.


Apéndice, Paradigma de ingratitud


4 comentarios:

Prospector dijo...

Por sacarte una pega, ese final tan des- yo lo revisaría. Me explico:

a las que en un alarde de maestría se consiguió "desnaturalizar" hasta otorgarles la apariencia de avezados marineros. Estos lucían a modo de piel una superficie pardusca que se mostraba a su vez recia y compacta, atribuyéndoles un porte vigoroso, "deshumanizado". Como sí a pesar de su patente letargo poseyeran la desmesurada fortaleza de pequeños colosos. Impersonales facciones exponían la crudeza de "desvirtuados" rostros, vacíos e inexpresivos,

La primera vez que lo leí, tuve la impresión que repetías algún adjetivo. Luego lo revisé y no lo encontré pero si pudieras hacer algún cambio como por ejemplo "inhumano" en vez de "deshumanizado"

¿Tontería o no?.

Ángel Vela dijo...

Saludos chavalote ;)

De tonteria nada, estuviste muy agudo; me lo apunto para ver que hago con esos des- que por cierto hay otro más aunque natural.

Venga nos seguimos leyendo, un abrazo;)

Vito Márquez dijo...

Estupendo lugar por el pasear con la imaginación!

Ángel Vela dijo...

Saludos Vito ;)

Me alegra de que te guste, lo cierto que todo lo que es esta parte 2 tiene muchos meses de curro, y muchas mejoras tras meses dandole vueltas,aunque como dije, aquí metió la mano muy poquita gente aparte de mi, por lo que tal vez pueda tener algún fallillo más que las otra.

Espero que sepais disculparlo, y que no dejeis de indicarme lo que sea.

Un abrazo grnade, nos seguimos leyendo. ;)