3/10/08

Al despertar la llama de sentimientos dormidos, 11º pasaje, Cap 2

Un sereno e incipiente halo de prosperidad se cernió apaciblemente sobre los supervivientes de esta menguada familia. Y siendo padre e hija sabedores de que sus almas hambrientas de afecto eran amparadas por él, se unieron cuanto permitía el destino entre personas cuyas edades resultaban tan dispares.

Una vez que se hubo creado este vínculo al amparo de la cotidianidad, ambos adquirieron como hábito el devorar, cada día y sin mesura, un desacostumbrado número de momentos que tendían a volverse inolvidables al quedar impregnados en la tibia pureza de un amor que manaba incesante del corazón de ambos. Es por ello que desde que fue legítimamente presentada ante todos, su progenitor intentó colmarla de atenciones. Y tal fue su entrega que llegó a consagrar una parte importante de su existencia a intentar que aquella con quien compartía sangre pasara por el sendero de la vida sin llegar a sentir en sus carnes la ingratitud de cualquier sentimiento capaz de terminar con la utópica plenitud de una dicha que parecía haberse augurado erróneamente.

2 comentarios:

Vito Márquez dijo...

Buen párrafo para describir la relación entre la dama y su padre.

Lo que, como pasa con los anteriores desde la huída de la dama del caballero "moscón" -perdón por el apelativo, exagerado-, es que lo percibo fuera de lugar. Como una buena pieza de un puzzle que no encaje bien donde está.

Ángel Vela dijo...

Bueno pues lo mismo, parece que no estue muy fino por estos cachitos :(

Bueno, supongo que todo tiene arreglo ;)

Un abrazo :)