16/2/09

Al despertar la llama de sentimientos dormidos, 15º pasaje, cap 6

―Eneshin diranp deried edgyren ansyon elaiem. (“Desde este día quedas maldito”)―. Una tras otra fueron salmodiadas con voz grave y cavernosa las palabras que conformaron tan lapidaria frase en una lengua olvidada, quedando la última de ellas sostenida en una nota que fue acogida escalonadamente por el resto de acólitos; encarnado un rumor destinado a medrar sobre el silencioso manto de armonía que asiste las noches. Mas tan tenue fue la austera cadencia de sus templadas voces, que no llegó a soterrar, pese a la distancia, el profuso y delirante lamento que emergió del indigno ser de la ventana. Un lamento secundado a intervalos por ese característico sonido que nos anuncia que quien lo emite sucumbe a la asfixia.


Numerosos factores hacían ostensible su extinción, sin que hubiera entre los acólitos uno cuyo convencimiento no lo decantara a pensar que ocurría porque los dioses lo querían así. Y allí, en mitad de lo que a grandes rasgos se mostraba como un ajusticiamiento publico, y tras un breve intervalo en el que perdió el contacto con el condenado, este resurgió resuelto, para entregarse al vacío en un sacro silencio profanado con rotundidad al precipitarse contra uno de los delfines diseminados por el jardín, siendo el ruido de las piedra al quebrarse lo que en enmascaró hasta la imperceptibilidad el que produjeron sus huesos al romperse. Lo más insólito de ésta muerte es que se llevó a cabo con total convencimiento, sin que se incurriera en ningún acto que enturbiara, en contraposición con su falta, tan plausible firmeza. A los ojos de unos fue inducido al exterminio, a los de otros, sintiendo el preso de una desesperación que no podía ser por más tiempo contenida, se precipitó en busca de esa quietud que la muerte a de traer consigo. Sea como fuere, la salmodia cesó en el instante de encontrarla.

2 comentarios:

Sharly dijo...

Angel...
sintiendo el preso de una desesperación que no podía ser por más tiempo contenida, se precipitó en busca de esa quietud que la muerte a de traer consigo. Sea como fuere, la salmodia cesó en el instante de encontrarla.

El preso? o el peso
a de traer? o ha de traer
;)

Ángel Vela dijo...

Gracias de nuevo, coleguilla ;)