
―Pues yo quiero pensar que haríais bien en comenzar a dar criterio a cuanto hubiera de deciros ―aconsejó el anciano, al tiempo que su afabilidad se truncaba, permitiendo que se desprendiera de su rostro un fugaz vestigio de la inquietante malquerencia que mantuvo agazapada tras la cordialidad y buenas formas que adoptó para tratar con tan abrupto ser. Mas todo aquel fehaciente ímpetu de alzamiento expuesto durante la lucha de voluntades, terminó diluyéndose tras la amplitud de una contrahecha sonrisa.
«Comenzaré este juego intentando conocer tus impulsos y emociones.Tanteemos, por empezar por algo, tu grado de petulancia».
―No es necesario que os respaldéis en la fuerza para intentar doblegar voluntades que no os están siendo hostiles. También creo que no estaría de más que sopesarais con quien tratáis, y actuarais en consecuencia.
»No seré yo quien os niegue que esta actitud resultaría acertada a la hora de conseguir la adhesión de campesinos o malhechores, pero obviamente no es el caso. Tal vez penséis que hablo sin conocimiento de causa, mas creo poder asegurar que por muy drásticas que se manifestaran vuestras advertencias, carecieron desde su nacimiento de la necesidad de ser expresadas; debido a la imposibilidad de que semejante hecho termine llevándose a cabo. »Sabed que esa seguridad que yo albergo y tanto parece contrariaros, radica en la más elemental de las razones: Nunca os daríamos un motivo para ello. ¿Qué habríamos de solucionar vos o yo, si optásemos por tomar el más angosto de los caminos? Es por ello que me permito sugeriros que compartáis conmigo esa tranquilidad, conferida por unos pensamientos alentados por un firme impulso de razón. ¿O es qué no sería absurdo por mi parte esperar un gesto de fanatismo de los nacidos para abogar por la virtud y buenas formas?
»No me cabe la menor duda de que si optarais por abandonar una actitud tan belicista lograríamos con prontitud un acuerdo favorable.

«Perfecto. Mejor de lo esperado. A continuación un correctivo para medir su aguante».
[1] N. del autor: Los nacidos puros, a diferencia de los que son alistado en su preadolescencia, son el fruto de integrantes de La Orden, (una sacerdotisa y un hermano de cualquiera de las congregaciones que la conforman) estos son educados desde su nacimiento, y, por regla general, suele estar llamados a ocupar cargos importantes.
2 comentarios:
N. del autor: Los nacidos puros, a diferencia de los que son alistado en su preadolescencia
Detrás de alistado te falta una S.
Noble y elegante señor, deseo que la pluma de vuesa merced no se vea privada de la tinta que emana de su imaginación.
Ese Sharly!!
Pues gracias por la correción y sus buenos deseos. Esperemos que así sea.
Un abrazo, coleguilla ;)
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